Una persona cuando nace
por el sólo hecho de nacer
participa de algo que desconoce.
Los padres no le preguntaron
a esa persona
si es que quería nacer
o nacer en el seno de esa familia,
de esa cultura y en esa sociedad.
La persona así nacida entonces
tiene que someterse a la autoridad
de los padres, de los maestros,
de los sacerdotes, de los oficiales
del ejército y los funcionarios del Estado.
Porque si el control social
puede recibir el nombre de cadena
es debido a que efectivamente
se forma y se comporta como una cadena.
Los padres, los maestros, los sacerdotes
y demás representantes de la autoridad
no preguntan si se quiere obedecer,
no preguntan si se quiere dormir o comer
no preguntan si se quiere estudiar o rezar
no preguntan si se quiere trabajar,
no preguntan si se quiere ser leal
o útil para esa sociedad.
Si se acepta lo que establece la autoridad
se es recompensado, uno gana y disfruta.
Si se rechaza lo que establece la autoridad
se es castigado, uno pierde y sufre.
La gente llega a pensar que
existe una autoridad buena y otra mala
que existen maestros buenos y malos
que existen sacerdotes buenos y malos
que existen familias, escuelas, iglesias,
ejercitos, estados
unos buenos y otros malos.
Cuando en realidad lo que se realiza
es un pacto con la autoridad
la persona acepta y se subordina
a ser un eslabón de la cadena.
O rechaza y se rebela a ser parte de la cadena.
Pero la cadena no desaparece
porque la persona cuando nace
participa de algo que desconoce.
por el sólo hecho de nacer
participa de algo que desconoce.
Los padres no le preguntaron
a esa persona
si es que quería nacer
o nacer en el seno de esa familia,
de esa cultura y en esa sociedad.
La persona así nacida entonces
tiene que someterse a la autoridad
de los padres, de los maestros,
de los sacerdotes, de los oficiales
del ejército y los funcionarios del Estado.
Porque si el control social
puede recibir el nombre de cadena
es debido a que efectivamente
se forma y se comporta como una cadena.
Los padres, los maestros, los sacerdotes
y demás representantes de la autoridad
no preguntan si se quiere obedecer,
no preguntan si se quiere dormir o comer
no preguntan si se quiere estudiar o rezar
no preguntan si se quiere trabajar,
no preguntan si se quiere ser leal
o útil para esa sociedad.
Si se acepta lo que establece la autoridad
se es recompensado, uno gana y disfruta.
Si se rechaza lo que establece la autoridad
se es castigado, uno pierde y sufre.
La gente llega a pensar que
existe una autoridad buena y otra mala
que existen maestros buenos y malos
que existen sacerdotes buenos y malos
que existen familias, escuelas, iglesias,
ejercitos, estados
unos buenos y otros malos.
Cuando en realidad lo que se realiza
es un pacto con la autoridad
la persona acepta y se subordina
a ser un eslabón de la cadena.
O rechaza y se rebela a ser parte de la cadena.
Pero la cadena no desaparece
porque la persona cuando nace
participa de algo que desconoce.
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