lunes, 12 de diciembre de 2011

Pausa.


El Señor del Tiempo
no guarda tesoros
no amontona instantes
ni ahorra segundos.

La Madre Eterna,
en realidad no crea
es falso que destruye
aparece hija de sí misma
hermana de sí misma.
Se eleva invisible
a la vista de todos.

El Gran Camino
y el pequeño camino
son ilusiones en la mente
nombres largos y nombres cortos
el pasado no queda atrás
el mañana no está adelante.

Cuadrada es la idea de lo cuadrado
circular la obsesión
triangular el renacimiento.

Extiendo una mano
ésta mano no es mi Yo
ésta mano no es mía
ésta mano no soy Yo
no existe un Yo
que sea parte de ésta mano.

Ahora, continúo por el Camino
nunca estuve aquí
jamás me he marchado.

martes, 6 de diciembre de 2011

Canción del Martes.


Transitando por el Camino
dirigí la vista al cielo
vuela un ave
brillante el sol
más allá de las nubes
vi las estrellas, el firmamento.

¡Qué delicia el sol de invierno!
calienta cuando más se necesita
el viento, aunque frío,
es refrescante
anuncia la partida de lo viejo
y la llegada de lo nuevo.

El Camino, ¡qué largo es!
mirando hacia atrás, no se ve su origen
mirando hacia delante, no se ve su final.

Pasos cortos o pasos largos
todos venimos de un origen
paso lento o presuroso
no veremos el final.

Transitando por el Camino
dirigí la vista al cielo
vuelan las nubes
y brilla el sol
más allá de las estrellas
hay más y mucho más.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Tranquilidad.


Hay que estar tranquilos
¿por qué o para qué?

Porque para bien o para mal
vivimos en un mundo donde abunda la ignorancia
los seres ignoran de dónde provienen
e ignoran a dónde se dirigen.
No hay certeza absoluta de lo que ha sucedido antes
y no hay certeza absoluta de lo que sucederá después.

Hay que estar tranquilos
¿por qué o para qué?

Porque para bien o para mal
vivimos en un mundo donde el deseo es el motor
para alcanzar el placer y el beneficio.

Beneficio que algunos utilizan
para justificar la explotación,
el daño al entorno viviente, el daño a los demás
incluso el daño de sí mismos.

Hay que estar tranquilos
¿por qué o para qué?

Porque para bien o para mal
vivimos en un mundo donde el rechazo es el recurso
para alejar aquello que disgusta
apartar aquello que molesta
y
combatir lo que esclaviza.

Hay que estar tranquilos
porque siendo ignorantes
no sabemos cuando, sin darnos cuenta,
seremos presas del miedo.

Hay que estar tranquilos
porque deseando el beneficio
podría producirse un perjuicio.

Hay que estar tranquilos
porque al rechazar
podríamos ser presas del odio.

La verdadera tranquilidad consiste
en observar a la ignorancia
como una formación condicionada,
interdependiente, mutable
y carente de un Yo.

De esa manera hay que observar
al deseo y al rechazo.

Formaciones condicionadas,
interdependientes
mutables
y
vacías de un Yo.